Foto: Atilio Orellana / Agencia ZUR
Esa mañana en las afueras de la ciudad de Tucumán el cielo se veía gris plomo. Era fines de julio del año 206. Dentro de la cárcel, en la que Belén llevaba presa más de dos años y tres meses, el frío se sentía húmedo. «Yo no maté a nadie», me dijo sentada frente a una mesa pequeña, acompañada por su abogada Soledad Deza, una de las fundadoras de la la ONG Mujeres x Mujeres. Hacía tres meses que esa mujer, de 28 años, había sido condenada por «homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía» a 8 años de cárcel, tras sufrir un aborto espontáneo en el Hospital Avellaneda, de la capital tucumana. La acusaron sin pruebas de matar a un bebé.
Soledad Deza fue su hada madrina. La abogada se enteró de la injusta imputación dos días antes de la lectura del veredicto. Y desde entonces, la empezó a visitar en el penal de mujeres, la abrazó y la miró a los ojos. Pero lo más importante fue que le informó sobre sus derechos y le explicó que, en realidad, era una víctima de un sistema médico y judicial patriarcal, que se habían ensañado con ella –sin pruebas, y aprovechándose de su vulnerabilidad socioeconómica– por interpretar –desde una mirada conservadora y prejuiciosa– que había sido una mala madre. Belén ni sabía que estaba embarazada cuando fue a la guardia del hospital con dolores abdominales. Y tuvo una pérdida espontánea de esa gestación que desconocía, pero la acusaron de haber dado a luz un feto avanzado, que una enfermera dijo haber encontrado en un baño del hospital. Nunca se probó en el juicio que esos restos fetales tuviera su ADN. La condena llegó después de un proceso judicial en el que se vulneraron sus derechos desde el comienzo, cuando fue denunciada mientras estaba internada, violándose el secreto profesional que ampara la consulta médica. Se le imputó, primero, un aborto seguido de homicidio, una figura penal inexistente. Y luego llegó la dura condena de la Sala III de la Cámara Penal de Tucumán.
Fue un caso bisagra en relación con la lucha por los derechos sexuales y reproductivos. En Tucumán, se conformó la Mesa para Libertad de Belén con activistas de distintos espacios que levantaron su voz. Organizaciones de mujeres y de derechos humanos a nivel nacional y organismos de Gobierno se unieron a ese grito, en una alianza inédita hasta este momento. Finalmente, Deza logró primero su liberación y luego su absolución por parte de la corte provincial. Fue un hito que conmovió al movimiento de mujeres.
Belén no se llama Belén: fue el nombre que le propuso Deza para proteger su identidad. La entrevista que le hice en la cárcel para el diario Página/12 aquel día gris de fines de julio de 2016 puso su voz por primera vez en un medio nacional y fue la portada. La prensa local y algunos diarios nacionales hablaban de ella como quien había matado a un bebé. La tildaron de asesina.
Hoy Belén espera una reparación del Gobierno tucumano, que le prometió una vivienda.
El 18 de septiembre, esa historia épica, la de Belén y el compromiso de Soledad Deza por sacarla de prisión y limpiar su nombre, llegará a los cines en una película dirigida y protagonizada por Dolores Fonzi en el papel de la abogada tucumana, producida por K&S Films y basada en el libro Somos Belén, de Ana Correa.
El caso fue emblemático por varias razones. Primero porque desenmascaró que la afirmación de que la figura penal de aborto no se usaba era falsa y fue un elemento clave en la discusión posterior por la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Segundo, porque nacionalizó una demanda de justicia reproductiva desde una provincia tradicionalmente conservadora. Tercero, porque reveló la articulación cruel de los saberes biomédicos, la policía y el Poder Judicial en la maquinaria de criminalización de emergencias obstétricas y, finalmente, porque evidenció que la abogacía feminista, que requiere una defensa técnica formada y movilización legal, es imprescindible para impugnar condenas patriarcales. Belén nos enseñó mucho a todas.
Fuente:https://accion.coop/
Belén, de la cárcel al cine
San Miguel de Tucumán. Marcha por la libertad para Belén, en consonancia con el pedido del Comité de Derechos Humanos de la ONU.
2025-09-21- 26